La lepra (conocida también como enfermedad de Hansen) está causada por M. leprae. Debido a que las bacterias se multiplican muy lentamente, el período de incubación es prolongado y los síntomas se desarrollan hasta 20 años después de la infección. Al igual que las manifestaciones clínicas de la infección por M. tuberculosis, las manifestaciones clínicas de la lepra dependen de la reacción inm- unitaria del paciente frente a las bacterias. La lepra se manifiesta con lepra lepromatosa o lepra tuberculoide, existiendo también formas intermedias.
Los pacientes aquejados de lepra tuberculoide (llamada también enfermedad de Hansen paucibacilar) muestran una importante reacción inmunitaria celular con numerosos linfocitos y granulomas en los tejidos, pero un número relativamente bajo de bacterias. Al igual que en las infecciones por M. tuberculosis en pacientes inmunocompetentes, las bacterias producen citocinas que intervienen en la activación de los macrófagos, la fagocitosis y la eliminación de los bacilos.
Sin embargo, los pacientes con lepra lepromatosa (enfermedad multibacilar de Hansen) desarrollan una importante respuesta humoral, pero también una deficiencia específica en la respuesta celular frente a los antígenos de M. leprae. Por tanto, habitualmente se observa un gran número de bacterias en los macrófagos dérmicos y en las células de Schwann de los nervios periféricos. Como era de esperar, es la forma más infecciosa de lepra.
Epidemiología
La lepra se transmite por el contacto de una persona con otra. Aunque no se conoce cuál es la vía de infección más importante, se cree que M. leprae se disemina por medio de la inhalación de aerosoles infecciosos o a través de contacto cutáneo con secreciones respiratorias y exudados de las heridas. En las secreciones nasales de los pacientes con lepra lepromatosa se hallan numerosos M. leprae.
M. leprae no puede crecer en cultivos acelulares. Por tanto, la confirmación de laboratorio de la lepra requiere hallazgos anatomopatológicos compatibles con la enfermedad clínica acompañados de la reactividad a las pruebas cutáneas o la presencia de bacterias acidorresistentes en las lesiones.
Manifestación clínica
La lepra representa una infección crónica que afecta a la piel y los nervios periféricos. El abanico de afectación tisular se ve determinado por el estado inmunitario del organismo anfitrión, como se ha indicado anteriormente. La forma tuberculoide es más leve y se caracteriza por la presencia de máculas hipopigmentadas en la piel. La forma lepromatosa se asocia a lesiones cutáneas desfigurantes, nodulos, placas, engrosamiento dérmico y afectación de la mucosa nasal.