Created by rafa diaz alaminos
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Descartes nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye, en la Turena francesa. Pertenecía a una familia de la baja nobleza, siendo su padre, Descartes, Consejero en el Parlamento de Bretaña. La temprana muerte de su madre, pocos meses después de su nacimiento, le llevará a ser criado en casa de su abuela materna, a cargo de una nodriza a la que permanecerá ligado toda su vida. Posteriormente hará sus estudios en el colegio de los jesuitas de La Flèche, hasta los dieciséis años, estudiando luego Derecho en la Universidad de Poitiers. Según la propia confesión de Descartes, tanto en el Discurso del método como en las Meditaciones, las enseñanzas del colegio le decepcionaron, debido a las numerosas lagunas que presentaban los saberes recibidos, a excepción de las matemáticas, en donde veía la posibilidad de encontrar un verdadero saber.Después de sus estudios opta, pues, por la carrera de las armas y se enrola en 1618, en Holanda, en las tropas de Maurice de Nassau, príncipe de Orange. Allí conocerá a un joven científico, para quien escribe pequeños trabajos de física, como "Sobre la presión del agua en un vaso" y "Sobre la caída de una piedra en el vacío", así como un compendio de música. Durante varios años mantienen una intensa y estrecha amistad. Descartes sobre todo en la concepción de una física matemática, en la que había sido instruido por Beeckman. Continúa posteriormente sus investigaciones en geometría, álgebra y mecánica, orientado hacia la búsqueda de un método "científico" y universal.Posteriormente realiza tres viajes a Francia, en 1644, 47 y 48. Será en el curso del segundo cuando conozca a Pascal. Su fama le valdrá la atención de la reina Cristina de Suecia. Es invitado por ella en febrero de 1649 para que le introduzca en su filosofía. Descartes, reticente, parte sin embargo en septiembre para Suecia. El alejamiento, el rigor del invierno, la envidia de los doctos, contraría su estancia. La reina le cita en palacio cada mañana a las cinco de la madrugada para recibir sus lecciones. Descartes, de salud frágil y acostumbrado a permanecer escribiendo en la cama hasta media mañana, coge frío y muere de una neumonía en Estocolmo el 11 de febrero de 1650 a la edad de 53 años.
Hacia la mitad del siglo XVI comienzan en Europa una serie de crisis, que van a recorrer todo el siglo XVII, que se corresponden en el plano social con el desarrollo de la burguesía y en el plano ideológico con la necesidad que se experimenta de una nueva concepción del mundo basada en el concepto de Razón. Esta crisis supuso la caída definitiva de los fundamentos de la Europa medieval, ya iniciada con el Renacimiento y el establecimiento de los nuevos pilares sobre los que se construirá la Europa moderna. Podemos resumirlas en las siguientes:Crisis política, Económica y Social La principal causa política de los conflictos reside en el absolutismo monárquico. Esta forma de gobierno necesita de nuevos impuestos, no sólo para financiar las continuas guerras, sino también para crear nuevas estructuras de carácter central que permitan gobernar un Estado con territorios muy diversos en costumbres y organización. La carga de estas aportaciones económicas recae en el pueblo llano, ya que en la sociedad del siglo XVII los estamentos privilegiados –nobleza y clero- estaban exentos del pago de impuestos. El resultado de todo esto fue la aparición del hambre y las enfermedades, especialmente la peste, que asoló a Europa. Esto producirá también una crisis económico-social, produciéndose múltiples revueltas de campesinos, que protestan por la introducción de impuestos reales.Crisis de las mentalidades.Habría que añadir también la crisis que podríamos llamar espiritual o de las mentalidades y que se manifiesta en el desarrollo del espíritu científico, desde los tiempos del Renacimiento. Los modelos construidos en la Edad Media y las soluciones propuestas por el Renacimiento no eran suficiente garantía para responder a las necesidades del momento, poniéndose de manifiesto la poca operatividad del sistema aristotélico-tomista. El desarrollo del pensamiento moderno se enmarca en el proceso abierto en el Renacimiento con el antropocentrismo, la consolidación del humanismo y el desarrollo de la ciencia, que supuso la reacción contra los fundamentos de la escolástica y contra la autoridad de la fe como fuente de conocimiento. Se exalta el valor de la razón frente a la autoridad de libros y maestros, y se fomenta de esta forma el desarrollo científico. Hacia la mitad del siglo va perdiendo fuerza la creencia en hechicerías y ganando terreno la mentalidad racionalista por influencia del cartesianismo y del desarrollo científico, que se manifiesta en primer lugar en el campo de la astronomía con los descubrimientos de Kepler y Galileo y de la medicina con figuras como Harvey, que descubre la circulación de la sangre y los La Filosofía Moderna El racionalismo: Descartes 2 movimientos del corazón. Siguió el desarrollo de las matemáticas con figuras como Gassendi, Descartes, Leibniz, etc., y de la física que en esta época tiene su culminación en Newton que descubre la ley de la gravitación universal. La explicación cartesiana del mundo se ajusta a los patrones de la nueva astronomía, que fue condenada por la iglesia, al condenar a Galileo. Es también una explicación mecanicista, totalmente distinta y opuesta a la explicación aristotélica dominante, de carácter teleológico (finalista).
La razón es la facultad que permite distinguir entre la verdad y la falsedad , mediante dos facultades de conocimiento que son: Intuición: Es una especie de luz natural cuyo objeto son las naturalezas simples, por las cuales captamos los conceptos simples emanados de la propia razón sin posibilidad de duda o error. Deducción: Es toda conclusión necesaria derivada de otras conocidas con certeza. Se encarga de descubrir y recorrer las conexiones existentes entre unas intuiciones y otras.El método para utilizar correctamente la razón ha de estar formado por pocos preceptos que nos permitan estar seguros de encontrar la verdad. Estos preceptos son: La evidencia: Se da en la intuición, en un acto racional por el que la mente ve de modo inmediato una idea que ha de ser clara y distinta. Es el criterio de certeza de manera que no admitiremos jamás como verdadera una idea si no sabemos con evidencia que lo es. El análisis: Significa dividir las ideas compuestas en ideas simples hasta llegar a las naturalezas simples . La síntesis: Consiste en formar una cadena de intuiciones parciales cuyo resultado será una intuición evidente y libre de errores. La enumeración: Es la comprobación de todo el proceso para obtener una intuición general .
El Discurso del método consta de un breve prefacio y seis partes. La primera parte se ocupa de la ciencia de su tiempo y hay que observar que, pese a ser una obra filosófica, no carece de elementos autobiográficos, y precisamente en esta primera parte, Descartes constata la decepción que le causaron, en general, sus estudios en el colegio de los jesuitas de La Flèche, a excepción de las enseñanzas matemáticas. Para Descartes, ninguna de las materias que se estudiaban en su tiempo se interesaba en la búsqueda de la verdad. O eran un pasatiempo placentero, como la literatura o la retórica, o bien tenían un fin práctico, como las disciplinas técnicas. Y las diversas filosofías, contradiciéndose unas a otras, mostraban no haber llegado a su objetivo. Sólo las matemáticas, gracias al rigor de su método, presentaban absoluta certeza. La segunda parte (escrita probablemente en un principio como introducción a La geometría) quiere poner remedio a esta situación de las ciencias proporcionándoles una metodología, un fundamento firme, unos cimientos indiscutibles para cualquier mente racional. Su método será la duda, pero su objetivo será muy diferente de la duda escéptica. Si el escéptico duda para permanecer en la duda, Descartes dudará (o fingirá dudar) para alcanzar justamente lo contrario: la certeza, la ausencia de posible error, el fundamento seguro. Es esta duda metódica radical la que le llevará al establecimiento de un nuevo método simple y claro. La primera de las cuatro reglas de su método está en íntima relación con esa "duda metódica": no admitir como verdadera cosa alguna sin conocer con evidencia que lo es, evitando la precipitación; es preciso partir de principios racionalmente evidentes, es decir, claros y perfectamente inteligibles. La verdad no depende de ninguna experiencia externa a nosotros mismos. El verdadero entendimiento es un concebir en la mente y un percatarse ("ver") de este sometimiento a la ley de la propia mente. Esto es el método: una serie de reglas de sometimiento de la mente a sus propias leyes. Descartes intenta escapar al error regresando a lo más absoluto, que es aquello que el espíritu, en tanto que res cogitans (cosa pensante), posee por sí mismo y no depende de ningún factor externo. Todos los hombres podremos llegar a la verdad siguiendo las reglas de nuestro propio pensar. El método tiene una función propedeútica respecto a todo conocimiento y es el punto de partida de la nueva filosofía que inaugura Descartes.
El objetivo de Descartes, es encontrar verdades sobre las cuales no sea posible dudar en absoluto, Este paso se llama duda metódica, es resultado de la aplicación del primer precepto del método: no admitir jamás ninguna cosa que no se me presente como evidente. Esta duda, no debe ser considerada como real, sino como un instrumento metódico (herramienta) para alcanzar su objetivo: la evidencia sobre la que no exista ninguna posibilidad de duda. Encontrar una verdad que pueda ser el punto de partida del edificio del conocimiento.Tres serán los motivos de duda aducidos por Descartes y que escalonadamente alcanzan la máxima racionalidad: A) Duda sobre la fiabilidad de los sentidos o sobre el mundo sensible Los sentidos nos ponen en contacto con el mundo material y nos proporcionan conocimiento de cosas que solemos aceptar como verdadero. Pero, a veces, los sentidos nos engañan. Las ilusionen o alucinaciones perceptivas nos hacen percibir como verdaderas o existentes realidades que no lo son. Las experiencias del engaño llevan a concluir que el conocimiento proporcionado por los sentidos es, como mucho, probable y no es absolutamente verdadero. si no quiere construir sobre cimientos que le puedan fallar debe partir de una verdad indubitable. B)La dificultad de distinguir la vigilia del sueño En efecto, a veces tenemos dificultad para distinguir el sueño de la vigilia. Tenemos sueños tan vivos que los sentimos como reales y sólo al despertar descubrimos que eran sueño. Esto nos permite pensar que podemos estar dormidos y que las percepciones sobre nuestro propio cuerpo. Y aún más ¿cómo puedo probar que ahora mismo no estoy durmiendo sino despierto?El segundo motivo de duda llega mucho más lejos: no sólo debemos dudar de que las cosas sean como las vemos, sino de la misma existencia de de las propias cosas, C) Verdades matemáticasA pesar de la certidumbre de las verdades matemáticas , en su esfuerzo por eliminar todo posible error , logrará mostrar que tales verdades no son absolutamente indudables, porque algunas veces a incurrido en paralogismos ( razonamientos incorrectos) al tratar cuestiones relacionadas con la geometría.D)La hipótesis del Genio Maligno.La duda aplicada metódicamente nos ha llevando a dudar del conocimiento proporcionado por los sentidos. En un paso más radical, nos ha llevado a dudar de la existencia de las cosas y del mundo. Descartes añade Duda Hiperbólica este tercer paso es de extrema radicalidad, es una hipótesis improbable. Lo realmente importante de este tercer momento de duda es que afecta a las verdades matemáticas mismas. Verdades que son consideradas como evidentes, aunque no resisten la duda generada por la hipótesis del genio maligno
En la segunda meditación, repasando la perpleja situación en la que se encuentra al final de la primera, viéndose obligado a dudar de todo, Descartes se da cuenta, sin embargo, de que para ser engañado ha de existir, por lo que percibe que la siguiente proposición: "pienso, existo", ("cogito, sum"), ha de ser cierta, al menos mientras está pensando: "De modo que luego de haberlo pensado y haber examinado cuidadosamente todas las cosas, hay que concluir, y tener por seguro, que esta proposición: pienso, existo, es necesariamente verdadera, cada vez que la pronuncio o la concibo en mi espíritu". Esa proposición supera todos los motivos de duda: incluso en la hipótesis de la existencia de un genio malvado que haga que siempre me equivoque, cuando pienso que 2 y 2 son cuatro, por ejemplo, es necesario que, para que me equivoque, exista. Esta proposición, "pienso, existo" se presenta con total claridad y distinción, de modo que resiste todos los motivos de duda y goza de absoluta certeza. Es la primera verdad de la que puedo estar seguro, de la que puedo decir que es evidente. Dado que las características con la que se me presenta tal evidencia son la claridad y distinción, estas dos propiedades las considerará Descartes como las características que debe reunir toda proposición para ser considerada verdadera.
¿Qué soy yo? Una cosa que piensa dirá Descartes. ¿Y qué es una cosa que piensa?. Una cosa que siente, que quiere, que imagina... Descartes atribuye al pensamiento los caracteres de una sustancia, haciendo del yo pienso una "cosa", a la que han de pertenecer ciertos atributos. La duda sigue vigente con respecto a la existencia de cosas externas a mí, por lo que el único camino en el que se puede seguir avanzando deductivamente es el del análisis de ese "yo pienso" al que Descartes caracteriza como una sustancia pensante, como una cosa que piensa. ¿Qué es lo que hay en el pensamiento? Contenidos mentales, a los que Descartes llama "ideas". La única forma de progresar deductivamente es, pues, analizando dichos contenidos mentales, analizando las ideas.Distingue Descartes tres tipos de ideas: unas que parecen proceder del exterior a mí, a las que llama "ideas adventicias"; otras que parecen haber sido producidas por mí, a las que llamara "ideas facticias"; y otras, por fin, que no parecen proceder del exterior ni haber sido producidas por mí, a las que llamará "ideas innatas". Las ideas adventicias, en la medida en que parecen proceder de objetos externos a mí, están sometidas a la misma duda que la existencia de los objetos externos, por lo que no puede ser utilizadas en el avance del proceso deductivo; y lo mismo ocurre con las ideas facticias, en la medida en que parece ser producidas por mí, utilizando ideas adventicias, debiendo quedar por lo tanto también sometidas a duda. Sólo nos quedan las ideas innatas.Se trata de eliminar la posibilidad de que esas ideas puedan haber sido producidas por mí. Una vez asegurado eso Descartes analiza dos de esas ideas, la de infinito y la de perfección, y argumentando que no pueden haber sido causadas por mí, dado que soy finito e imperfecto, sólo pueden haber sido causadas por un ser proporcionado a ellas, por lo que tienen que haber sido puestas en mi por un ser infinito y perfecto, que sea la causa de las ideas de infinito y de perfección que hay en mí. A partir de ellas, demuestra Descartes la existencia de Dios mediante los dos conocidos argumentos basados en la idea de infinitud y en la de perfección.Una vez demostrada la existencia de Dios, dado que Dios no puede ser imperfecto, se elimina la posibilidad de que me haya creado de tal manera que siempre me engañe, así como la posibilidad de que permita a un genio malvado engañarme constantemente, por lo que los motivos aducidos para dudar tanto de la verdades matemáticas y en general de todo lo inteligible como de la verdades que parecen derivar de los sentidos, quedan eliminados. Puedo creer por lo tanto en la existencia del mundo, es decir, en la existencia de una realidad externa mí, con la misma certeza con la que se que es verdadera la proposición "pienso, existo", (que me ha conducido a la existencia de Dios, quien aparece como garante último de la existencia de la realidad extramental, del mundo).Como resultado de la deducción puedo estar seguro de la existencia de tres sustancias: a) una sustancia infinita, Dios, que es la causa última de otras dos sustancias finitas: b) la "res extensa", es decir, el "mundo", las realidades corpóreas, cuya característica sería la extensión, por la que Descartes define esta substancia; c) y la "res cogitans", la substancia pensante, de carácter no corpóreo, no extenso, una substancia inmaterial, por lo tanto.
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