Heidegger y los presocráticos; Parménides y Heráclito
Desde el año 500 a.d.c los filósofos se preocuparon por cuestiones como el
ser.
Parménides de Elea;
sur de Italia (aprox.
510-470 a.d.c)
Poema de
Parmenides;
fragmentos más
importantes.
Fragmento 1,
aparece la frase
"La esfericidad
bien redonda"
Analogía sobre la
esfera que contiene el
ser y fuera el no ser.
Escogida por la
dimensión
estructural y lógica
que conforma. No
tiene génesis ni
finitud, es eterna ya
que está acabada.
En ella está
implícita la relación
diferencial de ónta
y éinai como la
posible diferencia
ontológica.
Fragmento 2, la
diosa muestra dos
caminos; el del
descubrimiento y
el del
ocultamiento.
Para Parménides es
necesario tomar
(Chreón) el primer
camino "el de la
verdad", dado que el
segundo "el del no
ser" es impensable e
innombrable.
La diosa encarna la
dimensión
diferente de lo
mortal y cede un
saber que es
condición del
funcionamiento de
lo humano.
Revela algo que como
ser humano, no
puedes acceder
fácilmente, y con ello,
muestra el principio
de identidad como
condición que no se
puede adquirir por
experiencia.
Fragmento 3, el ser
(éinai) y el pensar
(noéin) es lo mismo
(tó autó). Es decir, si
no piensas no eres.
El ser es la
estructura de
la realidad; es
la identidad.
Por tanto, es y
no es posible
que no sea.
Sin embargo, la
mismidad del ser; en
cuanto a identidad, tiene
un margen de cambio y
movimiento entre
contrarios que
configuran su género.
Por ello, sería
erróneo pensar en
los contradictorios,
dado que negarían
totalmente la
posibilidad de
tránsito de un
opuesto a otro.
Fragmento 8, el ser no
está sujeto al tiempo,
es atemporal, según la
exclusiva del presente
absoluto.
No obstante, esa
temporalidad conlleva una
anterioridad, una posteridad
y una anterioridad originaria
descubierta por Heidegger.
Este tiempo
originario es el que
permite dar cuenta
de los años, los
meses y los días.
También, es la
condición de
posibilidad de que
nuestra mente
funcione como
funciona y es la
problemática que no se
puede solucionar en
clave materialista
básica.
A partir del fragmento
10, antológicamente
los temas no tienen
relevancia
epistemológica sino
un interés histórico;
metafísicamente
hablando.
Sin embargo, recoge
la esencia del
poema, que es la
explicación del
mundo físico; el
universo.
Heráclito de
Éfeso; Asia
menor (aprox.
540-480 a.d.c)
Según Heidegger, los
dos filósofos
comparten postura,
ya que hablan a su
manera del ser (eón)
como Physis
(naturaleza/realidad).
No obstante;
Parménides se
decanta por el Logos
(razón), y Heráclito,
por el pánta réi (todo
fluye).
Esto quiere decir que ambos
comparten la oposicionalidad (lo
uno/lo otro), la verdad
(desocultamiento), el
pensamiento y el ser como una
esencia conflictiva. Por ello,
Parménides acentúa la
negatividad, y Heráclito, la
conexión.
Respecto a la oposicionalidad; en
Parménides, y más concretamente en
Heráclito, los opuestos pueden tener
relación donde el movimiento propicia
que un contrario se convierta en el otro.
(negro-blanco/frío-calor). Y una relación de
contradictorios, donde el movimiento y la
temporalidad propicia la absorción de una
sustancia que en estos se agota pero en
los otros permanece. (vida-muerte)
Aristóteles lo elabora como un
concepto genérico que propicia la
negación en cuanto a identidad; en
medida de los opuestos. Por ello,
respecto a Heráclito, Aristóteles
nombra su modo de oposición como
una contradicción donde no hay
término medio.
No obstante, esto no
está claro que aparezca
en Heráclito, como dice
Heidegger; de forma
tan radical.
Respecto a la verdad; las obras
de los autores hablan del
desocultamiento etimológico
entendido como aletheia/letheia
(verdad/oculto) dándole énfasis
al desocultamiento de lo oculto.
Para Heidegger,
aletheia/ἀλήθεια, no es
únicamente filología, sino que
remite a la interpretación griega
del ser. El ser como ámbito de
verdad y apertura que no está
presente por ser lo que propicia
la presentación/mostración de lo
que es (eón).
Esto quiere decir, que aletheia (en
corte
fenomenológico-hermenéutico) es
clave para entender a Heidegger
en ¿Qué es la filosofía?. En
conjunto de la filosofía de
Parménides en concreto, y en
Heráclito.
Respecto a la diferencia ontológica, según
Heidegger, la ambigüedad/dualidad del to ón
(principio/comienzo) entre lo que se presenta
y la presencia en cuanto al devenir limitado
por la metafísica; en Heráclito está presente
pero en Parménides oculta.
En esto se encuentra el sentido
filosófico dada la experiencia
lingüística, que plantea un
problema solucionado con las
ideas de Platón; estabilizandólo
en el presente.
Esto quiere decir que Platón
y Aristóteles dan respuesta
al no descubrimiento de la
ambigüedad que
experimenta Parménides
pero si Heráclito.
Respecto a lo
conflictivo del ser;
según Heidegger, la
llamada del ente sería
la experiencia del
asombro
(tausomata/πάθος)
que sólo tiene el
filósofo.
Este asombro, tiene que ver con
esa experiencia de escucha del
ser que se introduciría de
manera primitiva y ue luego
conformaría la distinción entre
el ser y el ente; la diferencia
ontológica.
Por tanto, el asombro tiene que ver
con el quedarse perplejo ante la
diferencia entre lo ente y aquello que
hace que lo ente sea ente; el ser, de lo
cual nunca hay presencia activa como
tal.
Para explicarlo, existen los aforismos (que son una racionalidad
del “logos” que da lugar a la unidad, según interpretación de
García Calvo). Hay uno en el poema de Parménides acerca del
ser, y lo vemos en Heráclito también, que dice que “la
naturaleza tiende o gusta (y no es ama (traducción incorrecta)
esconderse (fragmento 123 de Heráclito)”, ahí está remitiendo a
esa dimensión escondida o oculta tanto del ser o la naturaleza,
porque la naturaleza sería el nombre para el ser; en forma
presocrática, dando a entender eso de que en la naturaleza
tenemos experiencia en las cosas naturales pero no de la
naturaleza en cuanto a principio, en cuanto a Arjé (ἀρχή), ahí
hay una diferencia que hay que captar.
De esa manera, el
interrogante sería si esto
aparece en los textos
originalmente o si es una
interpretación exagerada de
parte de Heidegger.
Para Aristóteles
esa llamada del
ser es la energía, y
para Platón, la
idea.