Created by Isidro Esparza Marín
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15/12/99EL CRISTIANO, TEMPLO VIVO DE ADORACION A DIOS Si a un cristiano se le dijera que una de las actividades más importantes en su vida es la de adorar a DIOS, creería que esto es cierto solo para aquellas personas que han hecho votos religiosos y que están consagrados totalmente a una vida contemplativa. Creo que en esta afirmación hay un gran error, ya que siempre se ha relacionado la contemplación, la mística ó la adoración para aquellas personas de características tales como San Juan de la Cruz, Sta. Teresa de Jesús, Sor Isabel de la Trinidad, Fray Mª Rafael Arnáiz Barón, etc., muchos de ellos estuvieron en monasterios de clausura o en órdenes religiosas, sin embargo, la adoración no es exclusiva de este tipo de personas, sino que todos estamos en condiciones de acoger este don y vivirlo en medio del mundo, siendo este el título que le he dado a esta reflexión de, “El cristiano como templo vivo de adoración a DIOS”. Hace mucho tiempo hubo una “persona” que mantuvo una intimidad con DIOS que ninguno de los grandes místicos ha podido alcanzar, y sin embargo, jamás estuvo encerrado entre las cuatro paredes de un monasterio para aumentar el grado de comunión con DIOS, siempre estaba rodeado de multitudes, constantemente viajaba de un lado a otro visitando ciudades, pueblos y pequeñas aldeas, y tal era su actividad que apenas tenía tiempo para descansar. Cuando amigos o conocidos le invitaban a sus casas, comía y bebía como cualquiera de nosotros, ¿Quién pudo ser este extraño personaje que fue capaz de vivir plenamente entre las gentes y al mismo tiempo gozar de una intimidad tan profunda con DIOS?. Esta fue la persona de Jesús. En ÉL tenemos al mayor contemplativo de la historia de la humanidad que no necesitó retirarse a una cueva, ni a un monasterio situado en el desierto, ni a un convento de clausura, entonces, ¿Dónde radica la clave para ser un místico ó un adorador ó un contemplativo como lo fue CRISTO y seguir viviendo en medio del mundo?. Si nos fijamos en la vida de Jesús, vemos que siempre tenía una continua y constante comunión por medio del E.S. con su PADRE-DIOS, de forma que allí donde estuviera nunca perdía esa temperatura interior, pero, ¿Qué hacía para poder mantenerla en medio de aquella febril actividad?. Hacía algo que la mayoría de los cristianos no hacemos y es la de orar en la "Presencia de DIOS" y de esta manera tener el ENCUENTRO. “ De mañana, cuando todavía estaba oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario, donde se puso a orar”. (Mc 1, 35). “ Por aquellos días se retiró a orar a un monte, y pasó toda la noche haciendo oración a DIOS”. (Lc 6, 12). “ Y despedidos éstos, se subió solo a orar a un monte”. (Mt. 14, 23). “ Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y se puso a orar...” (Mt 26, 39). En la cruz CRISTO muere rezando “PADRE, en tus manos encomiendo mi Espíritu”. (Lucas 23, 46). “Sucedió un día que habiéndose retirado a hacer oración...” (Lucas 9, 18) “Y levantándose de la oración (Getsemaní), viniendo a sus discípulos...” (Lucas 22, 45). “Sucedió, pues, que cerca de 8 días después tomó a Pedro, Santiago y Juan y subió a un monte a orar (transfiguración)...” (Lucas 9, 28). Vemos que CRISTO cuando oraba lo hacía siempre en solitario y muy de mañana, “cuando todavía estaba oscuro” (Mc 1, 35), “subió solo a orar al monte”, (Mt 14, 23), su oración era tan intensa que se “pasaba toda la noche”, (Lc 6, 12), por lo tanto es aquí donde radica la clave para tener una comunión profunda e intensa de la Presencia de DIOS en nuestro corazón. ¿Cómo poder llegar a comprender que nosotros somos los verdaderos templos de la adoración a DIOS?. Voy a intentar explicarlo de una forma sencilla y con un ejemplo: Sabemos que en todo templo existe un sagrario y que en su interior tiene un cáliz y dentro de éste se halla, JHS Sacramentado. Sabemos también por la Palabra que todos nosotros somos templos vivos de DIOS, según I Corintios, capítulo 6, versículos 19-20, que nos dice: “O no sabéis que vuestros cuerpos son templos del E.S. que habita en vosotros, el cuál habéis recibido de DIOS y que ya no sois de vosotros puesto que fuisteis comprados a gran precio?. Glorificad a DIOS y llevadle en vuestro cuerpo". En II Corintios, capítulo 6, versículos 16-18, se nos dice: “Porque vosotros sois templos del DIOS viviente, según aquello que dice DIOS: Habitaré dentro de ellos y en medio de ellos andaré y yo seré su DIOS y ellos serán mi pueblo. Y seré yo vuestro PADRE y vosotros seréis mis hijos, dice el SEÑOR”, luego si somos templos vivos de DIOS, quiere decir que en el sagrario de nuestra alma que contiene en su interior nuestro espíritu, es ahí!! donde reside, es ahí!! en lo más profundo de nuestro espíritu, dónde está la Esencia y la Presencia del DIOS vivo, por tanto podemos decir que DIOS que es ESPIRITU, está en el interior de nuestro propio espíritu, pero éste se halla rodeado por nuestra alma y envolviendo a nuestra alma, el cuerpo hecho de carne y hueso, y ahora sí que podemos comprender cómo el Templo Santo de DIOS está dentro de nosotros y es en nuestro interior, donde se produce la adoración a través del Espíritu y por Él, el ENCUENTRO. Para poder tener un encuentro con DIOS y llegar a vivir la adoración a través del Espíritu Santo, debemos hacer lo mismo que hacía CRISTO, es decir acostumbrarnos a dedicar un tiempo diario a la oración a horas tempranas de la mañana antes de ir a trabajar, y dejarnos llenar por su Presencia, la cual nos acompañará durante todo el día, pero podemos preguntarnos, ¿Qué es la adoración?. ¿QUE ES ADORAR? Adorar según la Biblia es postrarse ante DIOS, es caer sobre nuestro rostro como reconocimiento de su Divina Majestad, de Su Santidad, la adoración se expresa aquí como una actitud física, también adorar es inclinar profundamente nuestro corazón ante la Bondad y la Misericordia de DIOS, ésta es la expresión de la adoración en actitud espiritual, por tanto yo puedo adorar a DIOS tanto físicamente como espiritualmente. ACTITUD DEL ADORADOR El adorador es siempre un enamorado del amor de DIOS. El adorador ha llegado a tener una clara conciencia de la Presencia de DIOS-PADRE y de DIOS-HIJO y de DIOS-E.S. en el interior de su corazón. CRISTO dijo: “Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a DIOS”, así que, para llegar a ser un adorador, DIOS nos exige que cumplamos las siguientes condiciones : Un corazón limpio y puro. Un corazón quebrantado. Un corazón humilde. Un corazón sencillo. Un corazón obediente, (todo aquel que le ama, obedece a Su Palabra). Un corazón confiado en la bondad de nuestro PADRE y en la misericordia de CRISTO, Ntro. Señor. CONDICIONES AMBIENTALES DEL ADORADOR En soledad. En total y absoluto silencio. Con aislamiento tanto interior como exterior. Tener apagada nuestra mente de recuerdos, pensamientos y preocupaciones para concentrarse y abandonarse totalmente en DIOS. Podríamos resumirlo con esta frase: Dentro de ti está la LUZ, serena tu espíritu, cierra los ojos, y la verás. Si queremos acercarnos a la Presencia de DIOS y realizar ante EL la adoración, es lógico que debamos conocer que es lo que DIOS solicita para poder estar ante su Presencia. Su Palabra en Hebreos 13, 15 dice: “Ofrezcamos siempre a DIOS, por medio de él (Jesús), sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre”. Su Palabra en I Pedro 2, 5 dice: “Vosotros también, como piedras vivas sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a DIOS por medio de JHS”. Su Palabra nos dice en el Salmo 29, 1 y 2: “Tributad a Jehová, ¡¡Oh hijos de los poderosos!!, Dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de Su Santidad. Su Palabra en el Salmo 100, 4 dice: “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanzas, alabadle, bendecid su nombre”. Su Palabra en el salmo 51, 10 dice: “Los sacrificios de DIOS son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no lo despreciarás tú, ¡¡Oh DIOS!!. Resumen: Siempre habíamos pensado que ofrecer sacrificios a DIOS representaba hacer dolorosas penitencias, darle con mucho pesar el diezmo de nuestros ingresos, y eso el cristiano que se lo da, sin embargo, ÉL nos pide algo mucho más importante y más sencillo, nos solicita “sacrificios espirituales” que realizados con profundo amor, halagan y acarician al corazón de DIOS, estos sacrificios como ya hemos visto son la acción de gracias, la adoración y la alabanza y que estas tres unidas constituirán lo que llamamos en su globalidad la oración. Podríamos explicarlo de una manera visual: El arco iris está formado por 7 colores distintos entre sí, y en cada uno de sus bordes extremos tienden a solaparse ligeramente con los colores contigüos situados a su derecha y a su izquierda, sin embargo los siete juntos forman una unidad que es lo que conocemos como la luz y ésta de color blanco. Yo creo que algo parecido ocurre entre la acción de gracias, la alabanza y la adoración, que tienden a solaparse también ligeramente la una con la otra, a la derecha y a la izquierda, pero que las tres juntas constituyen un “sacrificio espiritual” agradable para el corazón de DIOS, y es lo que podemos llamar de forma global ORACION. La acción de gracias podríamos decir que es la actitud de nuestro corazón como agradecimiento a la bondad y generosidad de nuestro DIOS. La alabanza la ofrecemos a DIOS por su Grandeza y Majestad. La adoración es un reconocimiento a la hermosura de Su Santidad. Por lo tanto, la acción de gracias es un sentimiento de agradecimiento, la alabanza es una expresión oral y la adoración es el deseo de tener una comunión profunda e íntima con DIOS, es una actitud del corazón. LA ACCION DE GRACIAS Cuando nuestros hijos son pequeños les enseñamos a dar las gracias por los regalos que van a recibir ó han recibido, pienso que así es como DIOS desea que actúen sus hijos, así que nunca debemos estar en la presencia de DIOS sin realizar la acción de gracias. Si llegado el momento a una hora temprana de la mañana, cerrada las puertas de nuestra habitación, y de rodillas le damos gracias a DIOS por todo lo que tenemos en la vida, este será el primer paso hacia el ENCUENTRO pudiendo dar gracias a DIOS por: Por su Infinito Amor. Por la obra maravillosa de la Redención. Por habernos entregado a su HIJO Unigénito. Por la vida eterna que tenemos ya en estos momentos por nuestra fe en JHS. Por todo lo que ha hecho, hace y hará dentro de nosotros, en nuestros corazones. Por habernos creado para ser alabanza de Su Gloria. Por tener ojos y así poder contemplar las maravillas de Su Creación. Por tener oídos y poder escuchar su Santa PALABRA. Por tener lengua y con ella poder alabarle. Por habernos protegido más que a la niña de Sus Ojos. Porque ÉL sigue perdonando todavía todos nuestros pecados. Por permitirnos vivir para Su Gloria. Por ese lugar que ya tenemos en estos momentos en el cielo. Por habernos sacado del mundo aunque estamos todavía en el mundo. Por habernos protegido de todo mal. Por habernos alimentado. Por haber convertido nuestro corazón en su Trono de Gloria. Por tener espíritu y contemplar en nuestro interior la luz de Su Rostro. Por los padres, esposa, hijos y nietos que nos ha concedido. Por el trabajo donde poder testificar de su presencia en nuestro corazón. Por habernos dado como nuestro Director Espiritual a la Persona Santísima del E.S. Por ser en definitiva verdaderos hijos de DIOS únicamente por Su Amor. LA ALABANZA El siguiente paso es la alabanza, que como ya dijimos es una expresión que sale de nuestra boca para cantar la grandeza y las maravillas de nuestro DIOS. Para realizar la alabanza podemos apoyarnos en los salmos escritos por el rey David, como por ejemplo: ¡¡Señor DIOS mío, que admirable es tu nombre en toda la tierra!!. En paz me acostaré y asimismo dormiré; porque solo tú, SEÑOR, me permites vivir tranquilo. Alabad al SEÑOR, porque EL es bueno, porque para siempre es su misericordia. Jehová es mi luz y mi salvación, ¿De quién temeré?, JEHOVA es la fortaleza de mi vida, ¿De quién he de atemorizarme?. ¿Por qué te abates ¡Oh alma mía! y te turbas dentro de mí?. Espera en DIOS porque aún he de alabarle, salvación mía, y DIOS mío. Bendito sea DIOS, que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia. Bendice alma mía al SEÑOR y bendiga todo mi ser a su santo nombre, bendice alma mía al SEÑOR y no olvides ninguno de sus beneficios. Cada día te alabaré y bendeciré tu santo nombre eternamente y para siempre. Cómo el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti ¡¡Oh DIOS el alma mía!!. Mi alma tiene sed de DIOS, del DIOS vivo, ¿Cuándo iré y me presentaré ante ti?. ¡¡Oh mi amado Padre!! Tú eres mi DIOS, mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada y sin agua, tú gracia vale más que mi propia vida , te alabarán mis labios. LA ADORACION CONTEMPLATIVA Hemos dicho que en la adoración reconocemos la Santidad, la Misericordia y la Inmensidad de DIOS; en la adoración lo importante no es lo que decimos sino la actitud con que vamos a la Presencia de DIOS. Después de haber realizado la acción de gracias por todo lo que ÉL ha hecho en nuestras vidas y cuando le hemos alabado a través de los salmos o aquellas alabanzas que surjan de nuestros corazones, nuestro espíritu habrá alcanzado una temperatura interna tan elevada por la acción de Su Santo Espíritu, que puede darse el caso en algunas ocasiones de quedarnos profundamente quebrantados en nuestros corazones, es en estos momentos cuando las palabras y muchas veces los silencios adquieren fuerza y realidad pudiéndole decir a nuestro DIOS de todo corazón: JESUS, Tu eres mi amor, mi vida, mi cielo, mí alegría, mi gozo y mi consuelo. JESUS, Tu eres mi respiración, mi suspiro, mi aliento, mí REDENTOR, mi SALVADOR, mi SANTO COMPAÑERO. JESUS, Tu eres mi riqueza, mi tesoro, mi DIOS eterno, ¡¡Por tanto amor!!, ¡¡Por tantas gracias!!, ¡¡Te quiero!!. Porque si vivo, para amarte solo vivo, y si muero por tan gran amor muero, así que, tanto si vivo como si muero, de TI ¡Oh, mi DIOS! todo lo espero. Que ya por Tí, todo lo he abandonado, que de todo me he desprendido, pues, tan solo en amarte es la razón por la que vivo y existo. Cada latido de mi corazón es un canto de amor a Ti, mi DIOS. Un canto de amor que dice: “Te amo, te anhelo te busco y te deseo, te necesito, te quiero, SEÑOR”. Como la flor necesita del agua para vivir, ¡así mi alma te busca, te anhela y te desea!, ¡así mi alma tiene hambre y sed de Ti! y necesita Tu Amor para ser, vivir y existir. Permíteme SEÑOR tener mi morada en el interior de Tu Sagrado Corazón, porque la esencia Divina de Tu Corazón es ¡Oh DIOS ¡ Perdón, Clemencia, Compasión, Consuelo, Ternura, Misericordia y Amor. Permítime ESPÍRITU SANTO respirar TU Aliento. Permítime ESPÍRITU SANTO, ver todo, a través de TU Mirada, que el estar en TU Presencia es para mí ya el cielo, ya que en el cielo de mi alma, tienes a TU “esposa” amada. Nosotros somos uno en el AMOR. TÚ y yo, yo y TÚ, somos uno en la TRINIDAD, unidos desde ahora y para siempre y para toda la eternidad. ¡¡ Oh Sagrado Corazón!! mi SEÑOR, a quién adoro. Yo te ofrezco mi voluntad, haz de mí un “instrumento” de Tu Amor y de Tu Paz. Si a DIOS le cantamos todos los días a primeras horas de la mañana con estas o parecidas palabras, que tengan su inspiración surgida de nuestro corazón, no hay la menor duda que DIOS permitirá que alcancemos en nuestro interior una temperatura espiritual de tal magnitud, que todo nuestro cuerpo se convertirá en el verdadero Templo de Adoración a DIOS, donde Su Gloria y Su Santidad residirá dentro de nosotros. Nos habremos convertido por su gracia en “contemplativos pero en medio del mundo”, y Él, a través de su Santo Espíritu nos transformará en aquellos adoradores que el PADRE está buscando y del cual nos habla San Juan en el cap.4, versículos 21 y 23, donde se nos dice: “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adorareis al Padre. Más la hora viene y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. DIOS es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren. Es mi deseo que esta reflexión sirva para que todos nosotros podamos tener experiencias reales de la presencia de CRISTO en nuestras vidas, siendo testigos suyos de Su Resurrección y que nuestra predicación se realice sin necesidad de palabras, que nuestra fuerza sea el ejemplo y a través de nuestro amor, puedan llegar a conocer a AQUEL que es nuestro MAESTRO y SEÑOR, aspirar simplemente a ser un humilde cristal, limpio, puro e inmaculado para permitir TRANSPARENTAR el resplandor de Su Luz que ya tenemos en nuestro corazón e iluminar así nuestra propia vida y con ella convertirnos en la luz que ilumine la oscuridad que cubre a este mundo. Amen.
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