Leer en voz alta no sólo consume energía, sino que
además para lograr ser entendida por los oyentes, debe
ser interpretativa y disponer de recursos prosódicos
como el ritmo, tono, pausas y silencios, modulaciones
de voz, gestos, y hasta quizás dejar de mirar el papel
para ver a quien nos escucha.
La lectura en voz alta no sólo sirve para escuchar
nuestro registro vocal sino que –además – tiene
siempre una intención comunicacional que refleja
siempre un estado de ánimo. Leer bien no es sólo
poder leer rápido, sino saber regular distintos
ritmos de expresión según lo requiera el texto y
el auditorio.
Todo buen lector es un “re-creador” del texto, lo “re-escribe”, es un escritor que
interpreta de forma única y peculiar un texto que otro ha producido. Es imaginar
con los propios recursos personales. La lectura social, pública, con preparación
previa tiene una implicación global de toda la persona o personas que leen: -
implica el cuerpo con su gesto, postura y voz, - la afectividad y sentimientos del
lector, sus actitudes más profundas, sus experiencias, sensibilidades, capacidades
para sugerir y evocar.
Es importante que se practique la
lectura expresiva y que se
incorporen técnicas interpretativas
desde los primeros niveles hasta los
últimos, este mecanismo se
adquiere con mayor facilidad
durante la edad temprana, aunque
con constancia y práctica los
adultos también pueden
incorporarlo. Todos podemos
aprender a ser mejores intérpretes,
mejores lectores.