Cuando hablamos de "la nube", en realidad estamos empleando una metáfora para referirnos
a servicios de computación que se utilizan a través de internet. La expresión correcta para este
nuevo paradigma sería "computación en la nube".
La computación en la nube consiste en una serie de servidores conectados a internet que permite a los
usuarios acceder, almacenar e interactuar con todo tipo de datos, a través de unos servicios o
aplicaciones web, en cualquier momento, con cualquier dispositivo y de forma transparente.
Se puede decir que se trata de un espacio virtual en nuestro navegador en el que se puede
almacenar lo que sea y trabajar directamente en archivos sin descargar software alguno. La
computación en la nube te otorga una autonomía impensable hace tan sólo un par de años.
Entre las aplicaciones o herramientas más destacadas, además de las ya citadas, podemos
mencionar: Dropbox, Box, SugarSync, Google Drive, Microsoft OneDrive, Apple iCloud o Evernote.
La inmensa mayoría de las empresas que operan en este mercado aplica una estrategia freemium:
Acceso gratuito a un paquete de servicios básicos, suficiente para la mayoría de usuarios. Acceso
premium o de pago para funcionalidades extendidas, para usuarios corporativos o con mayores
necesidades.
Principales desventajas de la computación en la nube
Dependencia de los proveedores del servicio. La disponibilidad de las aplicaciones depende del acceso a
internet. Los datos personales o sensibles residen en los servidores, con los problemas de seguridad que
ello pueda ocasionar. La seguridad de nuestros datos depende de la seguridad de nuestra conexión, que
puede no estar asegurada en todo su recorrido.
Ventajas de la computación en la nube
Multisistema: acceso desde múltiples sistemas operativos.
Multidispositivo: acceso desde ordenadores personales. Facilita compartir información y el trabajo
colaborativo. Movilidad: acceso a nuestros datos desde cualquier lugar. Flexibilidad: acceso a cualquier
hora. Simplicidad: el flujo de trabajo es claro y sencillo.