Actividad1, donde se conjuga: Periodos históricos o críticos en el desarrollo de la Psicopatología; Principales sistemas de clasificación, Influencia de las guerras mundiales en el desarrollo de instrumentos de evaluación; Conceptos claves que permiten distinguir la conducta anormal en niños, niñas y adolescentes; y Aporte de las neurociencias, la Sociologia, la Psicologia y la Antropologia en el desarrollo de la Psicopatología.
El desarrollo se efectua en tres
etapas generales por las que
atraviesa el adolescente
Estas son
Es donde el adolescente obtiene un
desarrollo físico, motor, sensorial y
contextual que afecta al crecimiento,
desarrollo y maduración del sujeto.
En pocas palabras
La psicopatología es un campo dinámico en
constante evolución, influido por avances
científicos, eventos históricos y desarrollos
interdisciplinarios.
Encontramos
HISTORIA
Renacimiento
Creencias en lo demoniaco, esto desaparece
y ya más bien se empiezan a realizar
estudios en la salud.
Thomas wiilis determino que la
epilepsia y la hipocondría son
enfermedades mentales
Edad Media
Víctimas de las acciones del diablo.
En el siglo XIII, la muerte o la tortura eran las
consecuencias de realizar pactos con el diablo.
Siglo XV los árabes crean centros de
atención para los enfermos mentales
Del siglo XVIII a XIX
Philippe Pinel considerado el padre de la psiquiatría,
propone programas de terapias, donde el trato debe ser
amable con los pacientes y libre de agresiones.
Wilhelm fue el primero en introducir
el termino trastornos mentales
No es hasta finales del siglo XIX cuando el estudio
sistemático de los fenómenos psicopatológicos se
constituye como disciplina científica
Desde el siglo xx a hoy
Se proliferan los modelos y escuelas
psicopatológicas. Expansión de los psicofármacos,
antidepresivos ansiolíticos, etc.
Diferencias entre el DSM-IV y el DSM-V
El Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM)
es un referente central en la psicopatología moderna. Comparar el
DSM-IV (1994) con el DSM-V (2013) revela varios cambios
significativos
Estructura del manual
El DSM-IV seguía un modelo multiaxial
(cinco ejes: clínico, de personalidad, médico,
psicosocial y funcional).
El DSM-V eliminó este modelo y adoptó un enfoque
dimensional y categorial, integrando diagnósticos
médicos y psicológicos en un solo eje.
Trastornos nuevos y reestructuración
Se añadieron nuevos trastornos en el DSM-V, como el
trastorno de acumulación y el trastorno por atracón.
Algunos diagnósticos fueron reestructurados. Por
ejemplo, el trastorno del espectro autista ahora
incluye el síndrome de Asperger como una
categoría dentro de un espectro único.
Criterios diagnósticos más flexibles
En el DSM-V, se revisaron los criterios para
trastornos como la depresión, permitiendo
diagnósticos incluso durante el duelo, algo excluido en
el DSM-IV.
Perspectiva dimensional
El DSM-V introdujo herramientas
para evaluar los síntomas en un
continuo, en lugar de únicamente
en categorías discretas
Los inicios de la
clasificación diagnóstica
La psicopatología, como campo dedicado al estudio de los
trastornos mentales, comenzó a sistematizarse en el
siglo XIX con el auge de la psiquiatría.
Los primeros intentos de clasificación surgieron
con Emil Kraepelin, quien propuso un sistema
basado en criterios etiológicos, sintomáticos y de
curso clínico.
Kraepelin distinguió entre la psicosis
maníaco-depresiva (hoy trastorno bipolar) y la
demencia precoz (hoy esquizofrenia), sentando
las bases para las clasificaciones modernas.
En paralelo, Freud y el psicoanálisis aportaron una
perspectiva psicodinámica, que explicaba los trastornos
desde conflictos inconscientes.
El impacto de las guerras mundiales
Las guerras mundiales tuvieron un impacto
profundo en el desarrollo de la psicopatología,
especialmente por el surgimiento de trastornos
psicológicos asociados al trauma, como el
trastorno de estrés postraumático (TEPT).
Durante la Primera Guerra Mundial, se observó el
fenómeno conocido como "neurosis de guerra",
caracterizado por síntomas como ansiedad, parálisis
funcional y reacciones disociativas.
La Segunda Guerra Mundial intensificó el
estudio de los trastornos mentales debido
al gran número de soldados afectados.
Esto llevó al desarrollo de terapias centradas en
el trauma y a la sistematización de criterios
diagnósticos en manuales que buscaban
estandarizar el tratamiento de los veteranos,
sentando las bases para el primer DSM en 1952.
Encontramos también
Aportes desde las neurociencias
Las neurociencias han transformado la comprensión
de los trastornos mentales al investigar la relación
entre el cerebro y las conductas.
Entre sus contribuciones destacan
Neuroimagen: Técnicas como la resonancia magnética funcional
(fMRI) y la tomografía por emisión de positrones (PET) han
identificado correlatos neuronales de trastornos como la
esquizofrenia, el trastorno bipolar y la depresión.
Genética y epigenética
Estudios de gemelos han revelado bases
genéticas en trastornos como el TDAH, la
esquizofrenia y el autismo.
La epigenética ha mostrado cómo factores
ambientales modifican la expresión genética
en trastornos mentales.
Neurotransmisores: Descubrimientos sobre
serotonina, dopamina y glutamato han
informado tratamientos farmacológicos más
efectivos.
Aportes desde la Psicología
La psicología ha contribuido al entendimiento
y tratamiento de trastornos mentales desde
múltiples enfoque
Conductismo: Intervenciones basadas en
condicionamiento operante y clásico han sido útiles
en trastornos de ansiedad y obsesivo-compulsivo.
Cognitivismo: La terapia cognitivo-conductual (TCC) se
ha consolidado como uno de los tratamientos más
eficaces para trastornos depresivos y de ansiedad.
Psicología positiva: Este enfoque se centra
en fortalecer los recursos psicológicos para
prevenir y tratar trastornos.
Estudio de las diferencias individuales
El estudio de las diferencias individuales analiza cómo
características personales influyen en la susceptibilidad a los
trastornos mentales
Aspectos clave incluyen
Rasgos de personalidad: Algunos rasgos, como el
neuroticismo, están asociados con mayor riesgo de
trastornos como la depresión o la ansiedad.
Factores culturales: Las expresiones de los trastornos
varían según contextos culturales. Por ejemplo, los
síntomas somáticos predominan en algunas culturas
frente a síntomas afectivos.
Resiliencia y vulnerabilidad: Factores protectores
(apoyo social, habilidades de afrontamiento) y de
riesgo (estrés crónico, traumas) explican diferencias
en la respuesta ante eventos adversos.
Concepto de Normalidad y
Anormalidad
Tenemos
Concepto de Normalidad: El concepto de normalidad en psicología
hace referencia a patrones de comportamiento, emoción o
pensamiento que son típicos o esperados en un contexto cultural,
social y de desarrollo determinado.
La anormalidad, en cambio, describe desviaciones
significativas de estos patrones, que pueden
implicar disfunción, malestar personal o social, o
riesgo para el individuo o su entorno.
Perspectivas sobre
normalidad y anormalidad
Normativa: La normalidad se define en
función de lo estadísticamente frecuente; la
anormalidad, por lo poco común.
Ejemplo: En la infancia, un niño que
comienza a caminar a los 12 meses
es considerado normal, mientras que
uno que no camina a los 24 meses
puede ser considerado anómalo.
Social y cultural: Los estándares de normalidad
varían según los valores y normas de la
sociedad. Comportamientos aceptados en una
cultura pueden ser anómalos en otra.
Ejemplo: El contacto físico como expresión
emocional puede ser normal en una cultura,
pero percibido como invasivo en otra.
Funcionalidad: Lo normal se relaciona con la
capacidad de adaptarse a las demandas del
entorno. La anormalidad implica disfunción o
incapacidad de manejar estas demandas.
Ejemplo: Un adolescente que no establece
relaciones sociales básicas puede considerarse
dentro del espectro de anormalidad funcional.
Subjetiva: Basada en la percepción individual de
bienestar y malestar. Si una persona siente que sus
pensamientos o emociones interfieren con su vida,
podrían ser considerados anómalos.
Cambios comportamentales,
emocionales y cognitivos en la
infancia y adolescencia
Se conoce que
La infancia y la adolescencia son periodos de
transición caracterizados por cambios
significativos en los ámbitos comportamental,
emocional y cognitivo, que influyen en la
delimitación entre normalidad y anormalidad.
Cambios en la infancia
Comportamentales
Desarrollo motor: Los hitos como gatear,
caminar y correr son indicadores de normalidad.
Juego simbólico y socialización: Durante los primeros años, el
juego evoluciona desde actividades solitarias a juegos
cooperativos, siendo este un marcador de desarrollo.
Anomalías posibles: Conductas repetitivas extremas,
agresividad persistente o falta de interacción social.
Emocionales
Desarrollo de la regulación emocional: Los
niños aprenden a manejar emociones como
frustración, tristeza o alegría.
Dependencia emocional: Es normal que
los niños dependan emocionalmente de
figuras parentales.
Anomalías posibles: Ansiedad de
separación extrema o falta de apego.
Cognitivos
Desarrollo del lenguaje y pensamiento:
Los niños pasan de un pensamiento
concreto a uno más simbólico.
Anomalías posibles: Retrasos en el lenguaje o
en la capacidad de resolver problemas.
Cambios en la adolescencia
Comportamentales
Búsqueda de identidad: Los
adolescentes tienden a
experimentar con roles sociales.
Rebeldía y autonomía: Es común que
desafíen normas para afirmar su
independencia.
Anomalías posibles: Conductas delictivas
persistentes o aislamiento extremo.
Emocionales
Intensificación emocional: Los adolescentes experimentan
emociones más intensas debido a cambios hormonales.
Vulnerabilidad emocional: Aumento en la
susceptibilidad a trastornos como la depresión y la
ansiedad.
Anomalías posibles: Episodios de agresividad
extrema o conductas autolesivas.
Cognitivos
Desarrollo del pensamiento abstracto: La
capacidad para razonar y planificar a largo
plazo se fortalece.
Anomalías posibles: Incapacidad
para pensar abstractamente o
dificultades graves en la toma de
decisiones
Delimitación entre lo normal y lo anómalo
La diferencia entre normalidad y
anormalidad en estos periodos depende
de tres criterios clave:
Duración y frecuencia
Un comportamiento, emoción o pensamiento
que persiste más allá de lo esperado para la
etapa de desarrollo puede ser considerado
anómalo.
Ejemplo: Un niño que experimenta rabietas ocasionales
es normal, pero si estas son diarias y desproporcionadas
para su edad, pueden considerarse problemáticas.
Impacto funcional
Si las conductas, emociones o pensamientos
interfieren significativamente en la capacidad del
individuo para relacionarse o realizar actividades,
pueden ser señal de anormalidad.
Ejemplo: La timidez es común en la
adolescencia, pero el aislamiento total puede
ser indicativo de fobia social.
Contexto sociocultural
Lo que se considera normal debe analizarse dentro
del contexto cultural y social del individuo.
Ejemplo: En algunas culturas, la
obediencia absoluta es esperada en los
niños, mientras que en otras se fomenta
la independencia temprana.