Un trabajo colaborativo en las instituciones educativas implica procesos que faciliten
la comprensión, planificación, acción y reflexión conjunta acerca de qué se quiere hacer
y cómo. Establecer un sistema de colaboración contribuye a la generación de un clima
organizacional —en el ámbito del sistema educativo, escuela y aula— que posibilite la
libre expresión, la comunicación bidireccional, el diálogo en el tratamiento y la resolución
de conflictos, confianza, armonía y respeto en las relaciones interpersonales, donde se
establezcan acuerdos y se cumplan.