“Ciencias sociales”, “ciencias del espíritu”, “ciencias humanas” o hasta incluso “ciencias morales”, son algunas de las manifestaciones polisémicas de un desafío –quizás habría que decir de un malentendido- que en su mismo origen nominal contiene el estigma esencial de su existencia. Desde bien dentro de lo que se conoció como proyecto filosófico de la modernidad tuvo lugar el nacimiento de un programa científico que completara en el ámbito del conocimiento de la sociedad y del hombre, aquellos
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