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Había una vez una que todas las noches que era un y que se encontraba por los Alpes y por los .
En los primeros esto la volvía de felicidad; pero pasado un le causaba una sensación de , pues hallaba las demasiado , el cuerpo pesado, el pico demasiado y las garras demasiado ; bueno, que todo ese gran le impedía posarse a sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias , así como sufrir a conciencia dándose topes contra los de su cuarto.
En realidad no andar en las grandes o en los espacios , ni mucho menos.
Pero cuando volvía en sí con toda el alma no ser un Águila para remontar , y se sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba tan , y daba tantas vueltas, hasta que , por la noche, volvía a poner las sienes en la .
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