La princesa no apartó los ojos, al contrario, pareció admirar breves momentos la obra maestra, considerando que aquella escultura era nobilísima representación del cuerpo humano, hecho a imagen y
semejanza del creador y bajo cuya envoltura se ocultó y padeció la divinidad de Cristo. Era, en fin, una vista maravillosa.
ESCULTURA es a VISTA como
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