Created by JOSUE ROBERTO GONZALES ROMERO
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Todos, como seres racionales que somos, contamos con potencialidades humanas, y el conocimiento de nosotros mismos contribuye a reconocer estas potencialidades, pues precisamente es en el interior de cada uno donde se generan las actitudes positivas para adquirir destrezas o habilidades y realizar acciones que satisfagan verdaderamente nuestras necesidades. El potencial puede originar actitudes negativas, que producen debilidades o ineptitudes, y acciones impulsivas, descontroladas e inadecuadas que se manifiestan como temores, miedos y nerviosismo, que llegan a limitar el ser y el hacer.
Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M. I., & Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: PEARSON. p. 182
La verdad:
Hablar con la verdad es un principio moral que todo comunicador debe seguir. La verdad se refleja en la consistencia que guardan las actitudes de una persona con las proposiciones que defiende ante los demás por medio de su palabra. Reconocer como verdadero lo que decimos contribuye a generar seguridad en nosotros y confianza en quienes nos escuchan, propiciando credibilidad en el proceso comunicativo. La verdad es una fuente de poder que imprime dinamismo y vitalidad a la palabra. Cuando alguien transmite su mensaje sin ánimo de decir la verdad, escuchamos datos sin sentir la influencia de la convicción personal; las ideas se expresan demostrando plena identificación con los valores que encierra.
Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M. I., & Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: PEARSON. p. 182
El valor:
Así como la verdad es la aptitud de la conciencia que nos ayuda a descubrir las intenciones, el valor es la fuerza positiva que fortalecerá nuestra actitud para realizar acciones. El valor desvanece las condiciones adversas y contrarresta los obstáculos cuando pensamos que no podemos hacer tal o cual cosa. Con el valor reforzamos la actitud de confianza en nuestros recursos. El valor nos ayuda a sobreponernos al temor al atender nuestras responsabilidades y enfrentar situaciones que creemos importantes, pues el valor se manifiesta en la actitud firme y resuelta de alcanzar las metas a pesar de los obstáculos.
Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M. I., & Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: PEARSON. p. 183
La confianza:
La confianza nos impide desanimarnos, pues bloquea la idea de que cuesta mucho trabajo mejorar nuestras acciones. La confianza fortalece el conocimiento de nosotros mismos; además, genera más fuerzas en sentido positivo y, en consecuencia, actitudes éticas. La confianza implica tener fe, para convencernos de que no se debe desperdiciar tiempo. La confianza nos impide desanimarnos, pues bloquea la idea de que cuesta mucho trabajo mejorar nuestras acciones. La confianza fortalece el conocimiento de nosotros mismos; además, genera más fuerzas en sentido positivo y, en consecuencia actitudes éticas.
Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M. I., & Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: PEARSON. p. 183
El autodominio:
El autodominio regula las emociones que pueden bloquear o inhibir el razonamiento claro de ideas, mientras que, logrando el autodominio, vemos las cosas en forma más real, objetiva y menos imponente. El autodominio conduce a la disciplina y nos mantiene serenos, también el autodominio logra la superación, pues implica actitudes de rectificación de todo procedimiento desventajoso o negativo. El autodominio logra la superación, pues implica actitudes de rectificación de todo procedimiento desventajoso o negativo detectado en la comunicación, de ahí que sea necesario obligarnos a pensar primero y después hablar.
Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M. I., & Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: PEARSON. pp. 183-184
La justicia:
Justicia quiere decir “conciencia de la dignidad de la persona extraña”. Justicia, para un comunicador, es tener conciencia de lo que habla y hace obedeciendo a valores propios de los semejantes. Su dirección es opuesta a la de actitudes egoístas e individuales, pues un rasgo distintivo de la justicia es la idea de igualdad de derecho e igualdad de deber con los otros, sea una persona, o una comunidad. Será justo el comunicador que enfrente sus actos, teniendo en cuenta que su proceder es digno de sus semejantes, pues la injusticia genera desconfianza y destruye la convivencia social pacífica pues la justicia promueve la aptitud de la solidaridad humana. El dominio de la elocuencia no se logra sino por el dominio del tema que se desea tratar y por el dominio de sí mismo.
Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M. I., & Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: PEARSON. p. 184
El miedo:
El miedo es una sensación ligada a fuerzas internas físicas, mentales y emocionales descontroladas, que surgen instintiva o impulsivamente ante algo que nos parece desconocido, superior o peligroso. El nerviosismo que sentimos al hablar ante extraños es producto de tales reacciones. El miedo desata ese nerviosismo, por lo que tratamos de convencernos de que no lo sentimos, aun cuando la mente y ciertas manifestaciones de nuestro cuerpo están gritando lo contrario. Respirar profundamente y admitir con valor que sí tenemos miedo, o que sí estamos nerviosos, nos ayudará a sobreponernos; lejos de retroceder, debemos tener autodominio para cambiar esas sensaciones negativas e impulsarnos fuerte y positivamente hacia el logro del objetivo deseado.
Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M. I., & Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: PEARSON. p. 185
El conocimiento de sí mismo:
Para que los demás tengan confianza en nosotros, debemos ser vistos por ellos como confiables o auténticos. Para ser tratado como leal, es necesario que los demás lo perciban a uno como alguien leal. Para que nos acepten como amigos, necesitamos ser percibidos como amistosos, amables o cordiales. Tener un prestigio o una reputación de honradez sólo se consigue con la intención de serlo. Ser ético y tener valores y actitudes positivas hacia los demás en el proceso de comunicación oral depende, en gran parte, de la percepción que tengamos de nosotros mismos. Conocer nuestras potencialidades y límites es formarnos un autoconcepto. En la comunicación oral, tener un autoconcepto positivo puede darnos ventajas para interactuar; nos ayuda a generar mayor empatía y seguridad.
Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M. I., & Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: PEARSON. p. 186
Componentes de la personalidad:
Para los especialistas de la conducta humana, la palabra personalidad tiene un significado que se refiere a “la persona en su totalidad”. Ellos definen la personalidad como “la expresión de lo que somos y de lo que hacemos. Lo íntimo de todo individuo, el resultado de todas las reacciones expresadas en su vida diaria.
1. Factores físicos; se derivan de nuestra conformación racial y biológica.
2. Factores intelectuales; se refieren al modo de pensar o razonar de cada individuo.
3. Factores emotivos; se reflejan a través de lo que nos gusta y de lo que nos repugna.
4. Los factores sociales; se refieren a la forma de relacionarnos con otros dentro de un grupo.
Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M. I., & Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: PEARSON. p. 189
La prestancia en la comunicación:
La prestancia es la que conforma la imagen que los demás tienen de nosotros. La personalidad, como ya hemos visto, se refiere a la persona en su totalidad y comprende tanto lo que habla, como lo que piensa y hace, en las diversas situaciones que enfrenta diaria y constantemente. En el proceso de comunicación, la prestancia también se relaciona con los accesorios y su influencia en los receptores. Para desarrollar una buena prestancia no existe una regla fija, sólo hay algunas sugerencias, ya que cada persona tiene que interactuar lo más auténticamente posible, pero tratando de lograr la simpatía o empatía de los receptores; en este caso, a través de los objetos y accesorios personales que pueden influir positivamente para incrementar o mejorar la prestancia
Fonseca, S., Correa, A., Pineda, M. I., & Lemus, F. (2011). Comunicación oral y escrita. México: PEARSON. p. 190