Con imágenes reconstruí la reflexión implícita en la película: por una parte está una situación secuencial donde el libre albedrío no tiene lugar y todo es impuesto, desde que nacemos y durante toda nuestra vida se nos predetermina qué hacer, cómo, dónde y con quién. Luego hay una ruptura de ese paradigma donde está la opción de vivir nuestra vida según nuestros propios criterios de felicidad y satisfacción que pueden coincidir o no con los preestablecidos socialmente.