El Trabajo Social es una disciplina de las ciencias sociales, en la cual influyen diferentes corrientes filosóficas que la fundamentan como profesión, determinando las diferentes concepciones del mundo y los modelos de intervención prevalecientes.
la práctica profesional no es tan fácil como parece, como en lo académico pues influye su cotidianización, además de las limitantes formativas para lograr la claridad teórica, metodológica y estratégica.
La profesión se define y configura desde y para la intervención misma, a partir del objeto de intervención y no del objeto de conocimiento e investigación.
El Trabajo Social responde en todos sus enfoques a una corriente filosófica determinada
Las corrientes filosóficas que predominan en la enseñanza y práctica del Trabajo Social son el Materialismo Dialéctico y el Idealismo. Si bien se identifica mayor influencia por parte del positivismo y su variante funcionalista.
Trabajo Social incorpora un conjunto de conocimientos teóricos y prácticos que le permiten asumir una concepción del mundo y de la realidad social para intervenir en ella.
La doctrina materialista e idealista tiene amplia presencia en todas las corrientes del pensamiento, la naturaleza y la sociedad. El materialismo señala que la materia es la última realidad. Mientras el idealismo plantea la supremacía de la mente.
El idealismo ha tenido gran influencia desde los precursores del Trabajo Social implantando principios de hacer el bien por amor a Dios, o por amor al ser humano que inspira todavía muchas de las acciones sociales institucionales.
El Dogmatismo: Es un enfoque que por su naturaleza expresa una confianza total y absoluta en la razón humana, sin que la duda la debilite. Plantea verdades irrebatibles y permanentes estableciendo en forma ingenua la verdad de las cosas .
El Relativismo: Este enfoque también considera que no existe verdad absoluta con validez universal, afirmando que todas las verdades y los conocimientos son relativos, siendo incididos por factores externos, por lo cual sus alcances se refieren al contexto del que surgen.
El Empirismo:
A diferencia del énfasis del racionalismo en la razón humana, el empirismo es una corriente epistemológica que privilegia al objeto con relación al sujeto.
El humanismo es una variante del pragmatismo y se encuentra en el fondo de la acción social en la que se inserta la profesión, tomando en cuenta que se fundamenta en la naturaleza y los intereses del ser humano.
El apriorismo por su parte también considera que la razón y la experiencia son las causas del conocimiento, sosteniendo que nuestro conocimiento posee algunos elementos a priori, independientes de la experiencia.
En el enfoque psicológico predomina el sujeto como fuente y ser responsable de su problemática.
El empirismo como la antítesis del racionalismo propugna por ubicar como causa del conocimiento humano a la experiencia, del que derivan los conceptos más generales y abstractos, de hechos concretos.
En el enfoque sociologista se plantean objetivos eminentemente funcionales mediante los cuales se pretende la integración del individuo al medio social; prevalece el sujeto como individuo con situaciones disfuncionales que afectan a su familia, al grupo al que pertenece y su comunidad.
El desarrollo de las ciencias sociales influencian la creación y adopción del instrumental técnico que utiliza el Trabajo Social en su acción profesional, con marcada influencia de la sociología y la psicología.
El método de desarrollo de la comunidad surge para hacer frente al discurso socialista y en respuesta a la Revolución Cubana, por lo que se pretende contrarrestar su impacto en América Latina.
La metodología de Transición surge cuando se evidencia la ineficacia de los métodos tradicionales en la resolución de los problemas sociales, dando mayor énfasis a la realidad social y su reflexión profesional.
El método básico, surgido en Chile, tiene la pretensión de responder a la problemática compleja de la realidad latinoamericana, pero en su estructura incluye los elementos esenciales del Trabajo Social Tradicional.
CONCLUSIÓN
Los fundamentos de trabajo social aparte de ser disciplinas de las ciencias sociales influyen en diferentes corrientes que las fundamentan como profesión, implica conocimientos teóricos metodológicos y técnicos de las ciencias sociales.