En la mayoría de los adultos siempre rondan esas ideas de que hay que fomentar la lectura de los niños, que deben leer para aprender y que es de suma importancia la creación del hábito lector desde pequeños. Y sí, es verdad, es totalmente cierto… esas ideas están cargadas de buenísimas intenciones. Lástima que muchas veces esas “buenísimas intenciones” se queden en la parte teórica y en ocasiones no lleguen a materializarse en la práctica.
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Lectura inicial
Aún antes de la primera lectura del texto, se recomienda investigar el nombre del autor /
autora / autores. Esto funcionará para tener un contexto del autor y entender, de entrada,
el principio del texto.
Esta primera lectura consiste en ojear el texto. Lo primero que usted deberá notar es la
organización del texto, párrafos, extensión, títulos y subtítulos. Este ejercicio también
permite identificar las imágenes, ilustraciones, gráficas y que sirven de respaldo al texto.
Aunque parezca un tanto vana, esta mirada rápida a la estructura del texto permite
organizar mejor la manera como se comprenderá la información.